La naturaleza humana
es variable, frágil y endeble;
olvida fácil el bien recibido,
pero se estanca en las ofensas
que le cuesta perdonar,
y sobre todo, comprender;
es impredecible y extremista,
a veces es agradecida y a veces no,
a veces es justa y a veces no;
a veces es clara y a veces no.
La cuestión es que cuando se muestra
desagradecida, injusta y borrosa,
es cuando se aleja de la esencia de Dios,
presente en ella.